Tomaron el carro de Josh, pero Alexander manejaba.
-¡Que mierda!, odio a este sujeto …
-Calmate ya Josh, joder contigo …
Entonces la puerta de la casa donde el crimen había sucedido se abrió y ahí estaba ella, con una sonrisa congelada en la cara. Había sangre por todo el lugar, ¿el asesino? No, se había suicidado ó por lo menos eso parecía ;pues el afilado cuchillo lleno de sangre yacía a un lado de su mano derecha en la cual estaba el corte. Había que revisar toda la evidencia, revisar las huellas; podría ser el asesino, si, podía ser que él la encubriera, ó es que los estudiantes estaban ya muy asustados.
Solo ella lo sabía, ella y la escalofriante muerte, que estaba más que cerca de ellos. Josh estaba ahora por terminarse la cuarta caja de cigarrillos.
-Pensé que lo habías dejado ya . Dijo una fría voz femenina que se acercaba.
-Oh, Hellen eres tú! … pues lo había hecho pero creo que este caso me volverá loco... Tengo los nervios de punta, lo necesito.
-Ja!, lo que necesitas es una chica .
-Mmmm, y yo se que tú me necesitas.
Se abrazaron a mitad de la noche ignorando el ruido de las sirenas que se acercaban a la escena del crimen. De pronto un silbido se escuchó, era Alexander .Toda apenada por la situación Hellen salió corriendo a hacer su deber, tomar las fotografías para la autopsia. Solo un guiño, eso fue lo que Josh le mandó a Hellen.
Esa misma madrugada; mientras Hellen disfrutaba de un chocolate a la luz de la luna llena alguien se acercó por detrás de ella con un delgado lazo, de aquellos que son usados para pescar, lo colocó por rededor de su cuello. No valía la pena forzarse, moriría de todas maneras si lo hacía. Todos en la oficina miraban a Josh de una manera despreciable, Alexander le comentó lo ocurrido y le dijo como es que pensaban todos que el tenía la culpa pues de haberse quedado él con ella esa noche, ella no hubiese fallecido.
-Que estúpidos son,por donde quiera que le mires, no ha sido mi culpa. Por más que hubiese estado ahí, ó nos mataba a los dos o me noqueaba a mi y la mataba a ella.
-Lo sé Josh, pero ya sabes que algunas personas solo se dejan influenciar.
-Sí, lo entiendo; pero que idiotas, en este momento deberíamos estar concentrados en el caso.
En ese momento Josh sacó su cajetilla de cigarrillos recién adquiridos y comenzó a fumarlos uno tras otro.
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